La vajilla de porcelana es todavía uno de los pilares del ajuar tradicional. Durante siglos este material se ha asociado a fábricas nacionales y extranjeras con solera. Sin embargo, frente a la tradición, hoy en día la cerámica se está innovado en cuanto a su trazo y su concepto. Solo hay ver algunos trabajos de los españoles díez+díez o de la israelí Ronit Baranga para confirmar nuevas maneras de entender estos objetos. En la misma línea también hay que hablar de Ian Anderson, aunque este ceramista lleva su búsqueda un poco más allá.
A la cabeza del estudio AAndersson Ceramics, este creador escandinavo altera sin remilgos los moldes. Ya no se trata de cambiar la forma de una botella, sino de trastornar su estructura. Como si se intentara materializar lo que los primeros cuadros cubistas daban a dos dimensiones. Por ejemplo, las ensaladeras y las botellas de la colección O se cortan por la mitad. Las dos partes que resultan de la operación parecen deslizarse en direcciones opuestas creando así nuevas posibilidades. La mitad inferior da lugar a un asidero que nunca se tiene en cuenta en una ensaladera. Y de igual modo, la jarra de agua se corta por el pedio propiciando una nueva superficie de agarre que obvia la necesidad del asa.
La deconstrucción sufrida por las líneas clásicas generan diseño, desconcierto y nuevas funcionalidades. Y así, explorando la utilidad, Ian Anderson consigue expulsar al usuario de su zona de confort para maravillarlo.