El Diseño en el bosque también es Diseño. Como una pequeña cadena montañosa. Como una pieza digna de estudio cristalográfico. Así se nos presenta el refugio de fin de semana que el japonés Hiroshi Nakamura ha concebido para una pareja que quiere disfrutar de una relación natural con el bosque. La voluntad de no talar árboles ni perturbar sus raíces se manifiesta en su geometría quebrada y en el sistema constructivo ligero.
Más interesado en la experiencia de habitar un tipi que en su cliché formal, el arquitecto quiere enriquecer la experiencia interior. Salas de hasta ocho metros de altura buscando luz entre las densas copas de los árboles. Muros inclinados para reducir el volumen a climatizar. Estancias introvertidas que invitan a la interacción de sus ocupantes. Espacios encadenados a través de aperturas triangulares en los muros. Y por supuesto, nada de puertas. Tan solo en las salas de aseo encontramos grandes paneles correderos de vidrio. Y entre sus dos hojas, un herbario de plantas y flores recogidas en los alrededores. En fin. La artificialidad de toda acción constructiva evidenciada en un delicado gesto.
El lugar está situado en un pueblo de Tochigi, distrito de Nasu, Japón. Es una zona muy conocida por ser lugar de veraneo. Los clientes de este proyecto disfrutan en el entorno de la agricultura ecológica.
Dado que el sitio se encuentra en medio de bosques densos, el arquitecto ideó techos altos para que la luz del sol entrara directa a la casa. Para no desperdiciar energía, dado que los techos son muy altos, se construyeron todos los techos inclinados y así eliminar espacio innecesario.
El resultado, una vivienda en forma de tienda de campaña con sólo un tercio de los volúmenes. Es similar a los espacios primitivos que se ven en las casas de las personas de Jomon (japoneses antiguos), los africanos nativos y mongoles. Debido a que la familia se sienta a lo largo del muro bajo una frente a otra, la estructura de la casa inicia un estilo de vida donde hay una estrecha interacción.
Además, esta forma coincide con las ramas de los árboles que se extienden radialmente, permitiendo que la casa que se construirá sin cortar la mayor parte de los árboles. Esto permite un espacio cálido que se cree que se confunde con los árboles.
