La ciudad japonesa de Komatsu debe gran parte de su próspera economía a un dinámico tejido industrial. De ahí la idea de crear un museo tecnológico enfocado a los más jóvenes. El objetivo: acrecentar su interés, a sabiendas de que los beneficios para la ciudad aumentarán cuanto mayor sea la cultura científica de sus habitantes. La propuesta ganadora del concurso, un proyecto sinuoso de la japonesa Mari Ito, nos brinda una aproximación lúdica a la ciencia y al edificio.
Cuatro ondas de hormigón se pliegan acogiendo desde un vivero de empresas a distintos espacios de exposiciones y formación. Su altura moderada las integra en el entorno urbano de casas bajas, y su orografía las vincula con las lomas que rodean la ciudad. En un sorprendente ejercicio de arquitectura y paisajismo, el visitante descubre, curioso, la red de múltiples recorridos posibles, sin solución de continuidad entre interior, exterior, arriba o abajo. En la cubierta, un jardín de lámparas LED conectado a unos detectores eólicos permite visualizar el viento. Una herramienta para experimentar la tecnología desde un plano sensorial. Como las formas curvas del edificio, que se convierten en una insinuación para adentrarnos en un universo sugerente y desconocido.
Mari Ito nació en 1974. Recibió su licenciatura en arquitectura
de la Universidad de Toyo en 1997 y su Maestría en Ingeniería en
Arquitectura de la Universidad de Toyo en 1999 .
Mari Ito ha trabajado en el estudio Kenchikukeikaku / Makoto Motokura, Tokio desde 1999 hasta el año 2000.
Después se trasladó a Rotterdam al Estudio Atelier Kempe, de arquitectos y planificadores desde el año 2001 al 2003.
En el año 2006, co – fundó el Estudio de arquitectos, ” IMK atelier “, que ahora se llama Estudio ” UAO ” .