Proyecto de reforma de un piso antiguo situado en el centro de Madrid, destinado a unos residentes “anónimos” que compartirán espacio doméstico en el futuro.
La propuesta se ordena en torno a 6 bandas que alternan espacios vivideros y zonas de servicio. Dicho esquema, optimiza el uso de la planta y garantiza la máxima flexibilidad funcional. Además, ofrece la posibilidad para la incorporación de otros posibles programas, como un espacio de co-working, un estudio, unas oficinas, etc. En el eje de acceso se sitúa una caja de madera que divide el espacio en una zona pública y otra privada. El sistema plantea un juego de puertas pivotantes y correderas que amplía la variedad de circulaciones en el inmueble, permitiendo llevar vidas independientes, aunque compartiendo los elementos comunes.
El salón y la cocina-comedor se articulan mediante un mueble que hace de filtro con la calle. Así, resuelven los accesos, la iluminación, las funciones técnicas y de almacenamiento y la librería de ambas estancias. Además, cuenta con algunos compartimentos secretos y una mesa abatible.
Sencillos cambios de materiales en el pavimento, las paredes y los techos marcan la transición entre los distintos ambientes. Madera de fresno rematada en acabados lisos en la zona a la altura de los ojos, estriados, en la zona superior o en superficies de espejo, en los techos de los umbrales. Los planos reflectantes introducen en las zonas menos luminosas la luz natural de los balcones exteriores o la artificial de los apliques de pared.
Los arquitectos han creado una sucesión de espacios amplios que inciten a imaginar situaciones diversas.