La diseñadora Nissa Kinzhalina nos impresiona de nuevo con este par de sillas totalmente reducidas a lo esencial. Dos asientos con apariencia de boceto aún sin terminar, donde el asiento se ha desprendido de todo lo sobrante. Trazos que son sillas, como si fuera una silla de Rietvelt, pero pasada por la depuradora minimalista de la cultura japonesa.
Gentle Hint Chairs está compuesta por dos piezas: una silla alta para bar y otra baja para comedor. Ambas tienen un marco mínimo compuesto por barras de metal con recubrimiento de polvo. Esta línea dibuja la forma de un asiento en el aire, uniéndose por la parte inferior para crear una base cuadrada y dejando la parte de atrás al descubierto. Las dos cuentan con un asiento de madera negro y cuadrado. Se trata de un proyecto muy simple a primera vista, pero muy profundo a segunda percepción. Las dos piezas son casi idénticas, excepto por la adición de una barra transversal en la silla más alta.
Nissa reconoce que en su discurso creativo siempre ha habido una fuerte influencia de la arquitectura japonesa. “Siempre admiré los espacios limpios, habitaciones vacías, donde no había ni un solo detalle”. Pero ella no está sola en esta visión del diseño llevado a los extremos mínimos de la línea. Al igual que Kinzhalina, varios creadores han decidido llevar sus trabajos a la mínima expresión y se han inclinado hacia esta tendencia de bosquejo: mobiliario y objetos de apariencia lineal y cúbica. En esta misma frecuencia estética hay que hablar del estudio nipón Nendo con sus mesas de esquina The border Table. O de la colección Metrópolis de Giacomo Moor. Sin olvidar al gran poeta del trazo esencial y el ángulo recto: Ron Gilad.
